miércoles, 27 de abril de 2011

MIS MOMENTOS DE CINE: LA COLINA ( THE HILL, 1965)

Hace poco, leyendo el libro "Conversaciones con Woody Allen", el periodista le pedía que hiciera una lista con las mejores películas de la historia del cine según su criterio. Naturalmente, en el caso de Allen, la mayoría de ellas eran europeas; sin embargo, al hablar de sus películas norteamericanas favoritas mencionaba que una de las que mas le gustaban era "La colina" de Sidney Lumet.

Hace también poco tiempo (17 días) murió este director.

Supongo que mi sorpresa al ver ese título debe de haber sido similar a la vuestra cuando habéis visto el título de esta entrada. Mi primera pregunta fue: ¿que diablos es "La colina"?, ¿porque nunca he oído hablar de esta película?. La verdad es que conozco poco la filmografia de Lumet, se que es un director surgido en los sesenta en lo que se ha denominado la generación de la televisión, pues son directores que provienen de ella y que utilizan sus recursos en sus películas; y he visto algunas de sus películas mas importantes como "Serpico" o "Veredicto final". O eso pensaba yo.

"La colina" es una gran película. Dura y aspera, difícil en su entramado de estudios psicológicos de los diferentes personajes que pueblan una prisión militar inglesa en el norte de Africa durante la II Guerra Mundial. No hay donde apoyarse durante sus dos horas, solo en los títulos de crédito iniciales una cámara aérea nos saca  de la prisión, a partir de ahí ya no saldremos de ella y, en blanco y negro y sin música en la banda sonora, seremos testigos y tendremos que tomar partido, comprobando que todos los personajes tienen sus bajezas y que aquí no hay héroes, pese al protagonismo de Sean Connery.

La película es tan física, que llegamos a sentir el calor asfixiante del desierto y la arena en la boca y, creo que yo llegue hasta a sudar con ellos en sus castigos; ya que ni siquiera el final es complaciente o fácil.

Una buena película, bien realizada, que gracias a sus elegantes movimientos de cámara y montaje nos aleja de su original teatral. Haced como yo y descubrirla.

miércoles, 13 de abril de 2011

MIS MOMENTOS DE CINE: TESTIGO DE CARGO (WITNESS FOR THE PROSECUTION,1957)

El cine de juicios es un género típico del cine anglosajón, que ha dado grandes películas. Esta gran película que nos ocupa es, a la vez, un ejemplo de este género y un ejemplo contra este género, porque, en realidad el juicio termina siendo una gran farsa y la justicia sale mal parada.

No queremos desvelar la increíble trama que Agatha Christie imaginó para su obra de teatro, baste pensar en un acusado de asesinato de una anciana rica (Tyrone Power en su penúltimo papel en el cine), su mujer, que nunca sabemos de que lado esta    ( una magnifica Marlene Dietrich) y un abogado defensor a punto de jubilarse (Charles Laughton en un papel que parece escrito expresamente para él). Cojan a estos personajes, añadanle dos o tres giros inesperados a la historia y tendrán una buena trama de suspense que se desarrolla en la sala del  juicio.

Pero el éxito de la película no esta tanto en la rocambolesca trama, ni en la correcta realización de Billy Wilder que para superar el estatismo del teatro recurre a dos flashback y a movimientos de grúa continuos en el juicio. Lo que hace que esta película quede en el recuerdo son los diálogos introducidos en el guión por Wilder y Harry Kurnitz, llenos de respuestas ingeniosas y cínicas (marca de la casa Wilder) y la gran actuación de todos los actores, pues, se trata, sobre todo de una película de actores. Todos están estupendos, desde los principales a grandes secundarios como Una O'Connor que borda el papel de la criada Janet.

Por encima de todos, lo de Charles Laughton es prodigioso, hay momentos en la sala en los que realmente creemos que le va a dar un ataque al corazón, y, en todo momento vemos a una persona visceral y entregada a su trabajo con pasión, que ahora se encuentra convaleciente. Todo su cuerpo es una lección sobre como actuar.

Por si les queda alguna duda para ver esta película, otro aliciente es que esta rodada en un glorioso blanco y negro.

martes, 12 de abril de 2011

FRANKLYN

Interensantísima propuesta de un director novel, que me ha sorprendido gratamente.

Es cierto que la película es mejorable en cuanto a su argumento, pero no olvidemos que es el primer largometraje de su director (Gerald McMorrow) que también la ha escrito, lo que supone que habrá que seguir la pista de un autor que promete grandes cosas.

La película es extraña y misteriosa, y muy poética a la vez que dramática. Tanto es así que cuesta clasificarla en algún género pues mezcla sin pudor y sin que la cosa chirrie demasiado: drama, thriller psicológico, suspense, ciencia ficción, fantasía, etc.

Es muy difícil comentar esta película sin desvelar las claves del argumento, por lo que solo diremos que la historia sigue a tres personajes, en principio sin relación, en el Londres actual; mientras que otro personaje aparece localizado en otro mundo o, quizás, una realidad paralela. Extraño, ¿verdad?, pues eso es lo que la convierte en interesante, la atmósfera de misterio esta muy conseguida, las escenas del otro mundo causan gran extrañeza, pero las de Londres tampoco están rodadas de forma natural, sino que la fotografía, la música y la forma de mover la cámara y los ángulos que utiliza también dan sensación de inseguridad y desasosiego.

Todo esta rodado sin estridencias, de manera armoniosa, en base a conversaciones de los personajes que nos van desenmarañando la trama hasta que, poco a poco, todo queda explicado.

Una autentica delicia, que transcurre sin prisas (algo difícil de ver en el cine actual), con una música maravillosa y un joven director que deja la huella de su autoría y del que estoy deseando ver su próximo trabajo.

miércoles, 6 de abril de 2011

MIS MOMENTOS DE CINE: ANNIE HALL (1977)

Bueno, si vamos a comentar alguna película de Woody Allen, empecemos por el principio, o casi.

"Annie Hall" no es la primera película de Woody, pero si es la primera película en la que lo reconocemos totalmente tal y como lo vemos hoy, la primera vez que desarrolla su personaje arquetípico en su plenitud y su primera obra maestra.

Hasta este momento solo había realizado comedias puras con una realización irregular que hacia que muchas no fueran mas que una sucesión de gags llenos de diálogos y situaciones ingeniosas. Nos referimos a "Toma el dinero y corre", "Bananas", "Todo lo que quiso saber sobre el sexo" (seguramente la mas conseguida al ser una sucesión de historias cortas), "El dormilón" y "La última noche de Boris Grushenko".

Sin embargo, él aspiraba a algo más; quería seguir haciendo comedias para las que se veía dotado (de hecho llevaba décadas escribiendo para otros cómicos y series de humor, así como monólogos para si mismo), pero no quería provocar la carcajada, sino la sonrisa; y, a la vez, contar historias de personajes reales y de conflicto de pareja. Así surge "Annie Hall" con su, por entonces, habitual coguionista Marshall Brickman.

Allen por fin da rienda suelta a todo su genio creativo y nos cuenta una historia de pareja como nunca se había visto en el cine. Ya aparece su personaje definido junto a una esplendida Diane Keaton y todos los temas que inspiraran sus posteriores películas; pero, a la vez, la película esta llena de inventiva visual: monólogos dirigidos al espectador, continuas digresiones a la cámara en mitad de la acción, una secuencia de animación o un flashback de su personaje en el colegio en el que se introduce él de mayor, recordando lo que hizo Bergman en "Fresas salvajes".

Y todo esto con unos diálogos llenos de ingenio que nos hacen reír a la vez que pensar.

Una película que cautivo a una generación, que crea un personaje icónico que se mantiene hasta nuestros días y que inicia una nueva etapa de un director que nos depararía muchas sorpresas cuando decida inclinarse hacia el drama. Imprescindible.